Una manzana diaria puede evitar problemas dentales

La Academia General de Odontología informó que los hábitos alimenticios de los niños en edad escolar promueven un aumento en el consumo de azúcar, lo que produce un mayor riesgo de caries.

Durante 15 meses, los investigadores hicieron un seguimiento de los hábitos alimenticios de niños en edad preescolar y revisaron sus dientes antes y después de que comenzaran las clases. Los resultados demostraron que los dientes cariados, perdidos o con empastes y las caries iniciales de los niños aumentaron de 9.7 (a los cinco años) a 15.3 (a los seis años), un incremento de 5.6 caries en el período de un año. Durante el estudio, el porcentaje de niños en edad escolar sin caries disminuyó del 23 al 19 por ciento.

La forma más simple en que los padres pueden ayudar a sus hijos a prevenir las caries en la escuela es controlar sus hábitos alimenticios. Por ejemplo, los padres pueden ofrecer a sus hijos alternativas de refrigerios saludables, como manzanas, zanahorias en trocitos u otros alimentos que son naturalmente dulces; además pueden enseñar a sus hijos a evitar los caramelos, los chocolates, los refrescos, las chocolatadas y otros alimentos que contienen azúcar refinada. Los organismos que producen caries se alimentan de azúcar y la convierten en ácido, que arruina el esmalte dental y provoca caries. Los caramelos blandos y pegajosos especialmente pueden perdurar en los dientes todo el día. Si los niños comen refrigerios azucarados durante el almuerzo, deben cepillarse y enjuagarse los dientes con agua, o comer un pedazo de fruta para ayudar a limpiar la superficie de los dientes y las encías.

Los padres también deben averiguar qué ofrece el programa de almuerzos de la escuela de sus hijos. Si los programas no ofrecen alternativas saludables, hable con la escuela para incorporar almuerzos o refrigerios saludables.

Por último, los padres deben considerar los sellantes aplicados por un profesional como otra manera de proteger los dientes de sus hijos contra las caries. Los sellantes, un recubrimiento delgado de material de unión que se aplica sobre el diente, actúan como una barrera contra las bacterias que producen caries. Pueden colocarse tan pronto como aparezcan los primeros molares (dientes posteriores) permanentes del niño.

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