¿Cómo prevenir la Boca de Biberón? (Caries de edad temprana)

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Una forma severa de caries que presentan los infantes y niños pequeños, es aquella causada por el uso frecuente del biberón. La exposición contínua y frecuente a leche (incluyendo la leche materna), jugos u otros líquidos endulzados incluyendo el té, ocasiona un deterioro rápido y severo de los dientes del bebé o niños pequeños. Los azúcares en estos líquidos son usados como fuente de energía por las bacterias que se encuentran en la placa bacteriana. Las bacterias a su vez, producen ácidos que atacan el esmalte de los dientes. Cada vez que su hijo/a toma un líquido que contiene azúcares, los ácidos atacan sus dientes por lo menos durante 20 minutos. Después de varios de esos ataques, puede que aparezca la caries dental. Todos los tipos de azúcares, incluyendo aquellos encontrados en la leche, fórmula, jugos de fruta y líquidos azucarados, pueden causar que las bacterias de la placa bacteriana produzcan ácidos. Sin embargo, no es sólo lo que usted pone en el biberón de su bebé lo que causa la boca de biberón, sino cuán a menudo y por cuánto tiempo los dientes del niño están expuestos a ácidos causantes de deterioro. Es por eso que ofrecerle a su niño un biberón que contenga esos líquidos varias veces al día como calmante, no es una buena idea. Es por eso que permitir que su niño se duerma con un biberón durante la siesta o de noche, puede causar gran daño a los dientes del niño. Durante el sueño, el flujo de saliva disminuye, permitiendo que los líquidos del biberón se acumulen alrededor de los dientes del niño por largos periodos de tiempo.

¿Cómo prevenir la boca de biberón?

Algunas veces, los padres no se dan cuenta que los dientes de un bebé son susceptibles al deterioro tan pronto como aparecen en la boca. Cuando se nota el deterioro, puede que sea muy tarde para salvar los dientes del niño.

  • Después de cada comida limpie los dientes y encías del niño con un trapo húmedo o una gasa para quitar la placa bacteriana. Continúe esta práctica hasta que la mayoría de los dientes de leche hayan erupcionado. Entonces, comience a cepillar y a usar el hilo dental.
  • Nunca deje que su hijo/a se duerma con un biberón que contenga leche, fórmula, jugos de fruta o líquidos azucarados, incluyendo el té.
  • Si su niño necesita un calmante entre comidas, en la noche o durante las siestas, llene un biberón con agua simple o bien déle un chupón limpio recomendado por su dentista o pediatra. Nunca le dé un chupón con miel.
  • Evite llenar el biberón de su niño con líquidos tales como agua con azúcar, gelatina dulce o refrescos.
  • Asegúrese de que su niño tome el fluoruro necesario para tener dientes resistentes al deterioro. Si el agua de su comunidad no contiene la cantidad apropiada de fluoruro, pregúntele a su odontopediatra en qué forma su niño debería recibir el fluoruro.
  • Empiece las visitas al odontopediatra al año de edad y continúelas regularmente cada 6 meses.

    Fuente: Dentists4kids

¿Qué pasta de dientes debes usar?

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Muchas veces los pacientes nos plantean esta pregunta, ya que con la amplia oferta de pastas de dientes existentes en el mercado, a veces es difícil saber cuál es la que debemos emplear.

Como norma general actualmente todas las pastas de dientes contienen la cantidad adecuada de flúor, componente muy eficaz en la prevención de la caries dental y protección del esmalte ante el ataque bacteriano. Los niños menores de 2 años deben utilizar una pasta de dientes con un menor nivel de flúor (500 ppm), mientras que entre los 2 y 6 años ya pueden emplear una pasta dental que contenga entre 1000-1450 ppm. A partir de los 6 años la cantidad de flúor ya se recomienda la misma cantidad de flúor que en los adultos (1450 ppm).

Existen pastas de dientes con componentes específicos para tratar patologías puntuales. La hipersensibilidad dentinaria se trata con pastas con alto contenido en fluoruro sódico y nitrato potásico. Otras pastas son específicas para tratar problemas de sangrado de las encías (gingivitis) y llevan en su composición triclosán, citrato de cinc, lactato de cinc, vitaminas y otros agentes antiplaca…

La clorhexidina también se incorpora en algunas pastas de dientes con el fin de actuar sobre la placa bacteriana o biofilm, ya que es un antimicrobiano muy potente. Debe utilizarse sólo bajo prescripción del dentista con tratamiento de un problema determinado, no se debe emplear como pasta de dientes habitual en pacientes que no la necesiten.

Las pastas de dientes blanqueadoras llevan incorporados agentes blanqueadores como el peróxido de carbamida y el bicarbonato sódico. Se emplean para mantener y prolongar el efecto blanqueador y prevenir la aparición de tinciones. Su eficacia es máxima si se emplean después de haber realizado un tratamiento de blanqueamiento dental profesional, para mantener y alargar los efectos del mismo, no siendo pastas que vayan a blanquear los dientes en exceso sólo por sí mismas.

Existen muchas pastas de dientes diferentes, unas con indicaciones particulares y otras que son las que debe usar la gente que no tiene ninguna patología ni problema dental especial. Hay un amplio abanico de sabores, texturas, consistencias y colores en las que al final cada usuario puede encontrar : desde pastas de dientes con sabor a chocolate, con sabores a frutas no habituales (albaricoque, melocotón), a pastas de canela, hinojo … y hasta con sabor a curry!!!!!

También se está investigando la pasta de dientes que cambia de color en función de la meteorología, aunque la palma se la lleva una compañía japonesa que comercializa sets de pastas de dientes de diferentes sabores, uno para cada día de la semana, o del mes!!!!

Lo importante es utilizarla como ayuda para la prevención y tratamiento de los problemas bucodentales. Hay un amplio abanico donde poder elegir!!!!!!


 

4 Beneficios de los implantes dentales

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Un sonrisa saludable es una señal de una cuerpo saludable, y si te están faltando uno o más dientes, no es tarde para poder solucionar el problema! Implantes dentales son la mejor solución posible para remplazar el diente que hace falta. Esto es porque, están anclados dentro de la mandíbula y de hecho se vuelven parte de la estructura del hueso.

Si has estado considerando la opción de implantes dentales, aquí podrás ver 4 razones increíble, de porque tomar el próximo paso podría cambiarte la vida y algunos de los beneficios mayores de los implantes dentales.

Los beneficios de implantes dentales

Has mirado a las celebridades o ha personas, y te preguntas qué están haciendo para lucir tan joven? Te podrán contar sobre su milagrosa crema, pero te aconsejo que mires su sonrisa. Tener una sonrisa saludable, puede ayudarte a lucir más joven, mejor aún que un procedimiento cosmético!

Tu cuerpo es diseñado con los dientes en mente. Tus labios, cachetes y la piel de tu cara son más firmes cuando hay dientes que tienen que ser cubiertos. Al envejecer y cuando perdemos los dientes, perdemos la estructura de nuestros huesos. Esto es lo que puede causar que la piel alrededor de nuestra boca, cachetes y ojos, se vean más arrugados y suelta.

Mucha gente, quien ha tenido que ponerse implantes dentales para reemplazar sus dientes, han comentado, de lo mucho más joven y bien que se sienten y de cómo sonríen mucho más.

Hazte notar: Disfruta tu carrera y el éxito de tu relación.

Es sabido ampliamente que la mayoría de nosotros, creemos que una sonrisa saludable es una de las primera cosa mas importante que notamos de una persona en la primera impression. Para las mujeres solteras, esto sería un buen dato que quisieran tomar nota de: Se ha revelado que la mayoría de los hombres, encuentran que las mujeres que no usan nada de maquillaje pero que están sonriendo, mucho más atractivas que las que se maquillan y no sonríen.

Muchos de nosotros escondemos nuestra sonrisa, no porque no somos amigables, sino porque nos da vergüenza de los dientes que nos hacen falta. Escondes tu sonrisa? Sabías que de repente estás dejando pasar una oportunidad laboral en tu carrera, o que te asciendan?

Cuando eres seguro de ti mismo, sonríes más. Reemplazando los dientes que te hacen falta y abordando los problemas de tu salud oral, con implantes dentales, puede ser el impulso que necesitas para dar ese siguiente paso en tu relación, trayectoria o mayor éxito financiero.

Ponte en forma y mantente de esa manera: elige tu comida, no dejes que te elija.

Has escuchado a alguien decir: “Me encantaría comer, pero mis dientes no lo soportan”. Lo has dicho? Muchas veces la gente escoge comida que es más fácil de masticar, en vez de opciones que son más sanos. Nadie quiere que los problemas dentales se metan en el camino de una buena comida. Que te falten los dientes puede ser difícil hasta doloroso para poder disfrutar comida saludable, y nuestras decisiones de alimentación pueden tener efectos de corto o largo plazo en todo nuestro cuerpo. Nuestros huesos se mantienen fuertes y saludables a través del ejercicio, y nuestra mandíbula necesita ejercicio también. Masticar comida sana es una de las maneras que ayudamos a nuestros huesos y dientes a mantenerse fuertes y sanos. Uno de los grandes beneficios de los implantes dentales, es que ellos actúan como dientes naturales, y cuidándolos adecuadamente con revisiones periódicamente, ayudará a que disfrutes de las comidas sanas y deliciosos el resto de tu vida.


Fuente: Mundo Odontólogo

¿Por qué mi hijo rechina los dientes?

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El bruxismo es un fenómeno frecuente en la infancia y adolescencia. Te contamos las causas y qué hacer.

Muchos padres y madres se despiertan durante la noche alertados por el ruido que produce el rechinar de los dientes de sus hijos durante el sueño. Se trata de bruxismo, conocido coloquialmente como “chirriar de dientes”, y se produce por la contracción excesiva de los maxilares que generan un ruido característico, que en raras ocasiones despierta al niño. A pesar de que es un trastorno que puede aparecer a cualquier edad, suele ser un fenómeno frecuente en la infancia, y que afecta a muchos niños. Las causas asociadas al mismo apuntan a factores de carácter físico, psicológico o neurofisiológico. Actualmente, existen estudios que apuntan un incremento de este trastorno en edad infantil y adolescente, asociado a estados de ansiedad y estrés.

Hay que diferenciar dos grupos dependiendo de la edad a la que se presenta el trastorno. “Por un lado, los pacientes en edad infantil (antes de la adolescencia), con dientes de leche presentes, en los que el bruxismo puede llegar a ser funcional, no una patología, a pesar de tener desgaste de los mismos”. “Y por otro lado”, “el paciente adolescente, que muestra ya cambios hormonales y que tiene la mayoría de los dientes definitivos presentes. En esta etapa, el bruxismo se expresa ya con dolores musculares, dolores de cabeza y alteraciones de la articulación mandibular en forma de chasquidos e incluso de bloqueos o dificultad de apertura de la mandíbula. En el primer grupo no hay diferencias de afectación entre sexos, en el segundo es claramente más frecuente en niñas”.

El bruxismo es una actividad involuntaria de la musculatura de la mandíbula. Durante la infancia se considera una forma natural de desarrollar la dentición y estimular la formación muscular y ósea de los huesos de la cara; un hábito de desarrollo que disminuye progresivamente al salir las muelas permanentes y dientes incisivos. Existe el bruxismo diurno que puede ser consciente o inconsciente; y el bruxismo nocturno, que es inconsciente y producido por la contracción rítmica, repetitiva y violenta de los maseteros. Normalmente, sucede en los primeros momentos del sueño y cesa cuando este es más profundo.

El bruxismo puede detectarse a partir de los 4 años, sin apreciarse diferencias de prevalencia según el sexo. Sí varía con la edad del paciente y el tipo de dentición (dientes de leche, dentición mixta o dentición definitiva). En niños menores de 7 años, con dientes de leche, la tasa de bruxismo es del 10%; sin embargo, este porcentaje se eleva entre los 7 y 11 años, estando presente en aproximadamente uno de cada cuatro niños de esta edad.  El bruxismo puede estar causado por un componente psicológico o por la situación/condición bucal odontológica del paciente. Existe un mayor porcentaje de bruxismo infantil en hijos de padres que en su momento también lo padecieron”.

Con relación a la adolescencia, en esta etapa el bruxismo puede permanecer durante la vida adulta. En la mayoría de los casos porque permanecen las causas, sobre todo el estrés y el modo de afrontar el mismo. Aunque hay artículos que señalan la existencia de un componente genético, este no está muy claro. Además, hay que tener en cuenta que la expresión de enfermedades o síntomas en el entorno familiar puede estar influenciado más por cuestiones ambientales o de entorno, que genéticas”.

¿Cuáles son las causas que originan este trastorno? En primer lugar hay que descartar una patología asociada, como enfermedades neurológicas o reumatológicas. Una vez descartadas estas causas, hay que identificar las que desencadenan los síntomas en el niño como factores estresantes o hábitos que aumentan los síntomas (ingesta de chicles, algunas chucherías o morderse la uñas). Una vez localizados estos elementos, es importante minimizarlos, evitarlos o disminuir el impacto (a veces es necesario recurrir a otros profesionales sanitarios como psiquiatras o psicólogos). Hay que tratar al paciente con analgésicos y relajantes musculares adecuados durante el tiempo que se considere oportuno (evitando las benzodiacepinas). Además, es conveniente aplicar calor para relajar la musculatura. Si hay alteraciones de la oclusión, la forma de morder, debe colocarse en la edad adecuada el tratamiento ortodóncico necesario. Hay que evitar la colocación precoz de férulas sobre todo cuando quedan aún dientes por salir. Especialmente, es contraindicado colocar una férula sin hacer todo lo que hemos dicho previamente de identificación de factores y tratamiento”.

Cada vez es más frecuente ver en consulta a niños de corta edad con bruxismo, cuyos síntomas están asociados a la articulación temporomandibular, con dolores musculares o con cefaleas. Son niños que afrontan situaciones que ellos viven como estresantes, en el colegio o por situaciones familiares o personales. Esta sí es una patología de nuestro tiempo, una infancia que vive situaciones como los adultos y que se reflejan por la aparición de síntomas musculares, mandibulares o cefaleas.


Fuente: El País

 

Cómo superar el miedo al dentista

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El miedo al dentista es un hecho más común de lo que parece. No son pocas las personas que llevan años sin pisar la consulta del odontólogo, pues solo pensarlo les genera ansiedad. Es un círculo vicioso en el que la ilusión del tratamiento dental lleva a un deterioro de la salud dental, con pérdida de dientes, y éste a un sentimiento de culpa y más ansiedad que refuerza, muchas veces por vergüenza, la actitud de evitar ir al dentista.

Pero, ¿qué es lo que genera ese miedo al dentista? En muchos casos es el dolor  -reforzado por malas experiencias anteriores, especialmente de niños-; o los pinchazos de la anestesia; en otros el hecho de la postura incómoda, mantener la boca abierta y que se le introduzcan en ella muchos aparatos; también la incertidumbre ante lo que le van a hacer; y, por qué no decirlo, el coste económico que pueda suponer.

Los odontólogos son muy conscientes del miedo que sienten sus pacientes cuando van a la consulta y se forman para enfrentarlo. Pero, ¿qué pueden hacer los propios pacientes para evitarlo?. Los expertos hacen algunas recomendaciones en este sentido:

Antes de ir

  • Identificar la razón del miedo: es importante reflexionar sobre las causas del propio miedo al dentista y analizarlas con tranquilidad.
  • Información: muchas veces, el ir a una clínica dental y solicitar información puede ayudar a resolver dudas. También permite conocer el lugar al que se puede ir y ver cómo los pacientes que salen del consultorio lo hacen con tranquilidad.
  • Buscar un dentista o una clínica de confianza: se puede preguntar a amigos y familiares que visiten habitualmente al odontólogo, para que te recomienden uno y te cuenten su experiencia. Incluso se puede visitar la clínica antes de pedir la cita para ver si te inspira confianza. Se puede hablar con la recepcionista, pedir información e incluso que recomiende a uno de los profesionales de la clínica, explicándole que sientes miedo al dentista.
  • Pedir hora: cuanto antes sea la hora de la cita, menos oportunidades habrá de echarse atrás.
  • Prepararse mentalmente: una vez tomada la decisión, hay que evitar cualquier foco de ansiedad o estrés. Lo mejor es salir, dar un paseo, hablar con amigos…
  • Pedir a un amigo o familiar que te acompañe: el ir acompañado refuerza la decisión de ir al dentista y facilita la distracción durante la espera.
  • La primera visita: la primera consulta del odontólogo suele ser una revisión de la que saldrá un plan de tratamiento, por lo que no habrá ni pinchazos, ni actos dolorosos. Sin embargo, antes de ir conviene definir todo lo que se desea preguntar teniendo en cuenta los propios miedos.

En la consulta

  • Decirlo al llegar a la consulta: no hay que sentir vergüenza por sentir miedo al dentista. Muy al contrario. En algunas clínicas hay odontólogos especializados en pacientes con miedo.
  • Mientras se espera: lo mejor es abstraerse. Si se va acompañado la conversación permitirá distraerse y no pensar en lo que está por venir. Si se va solo, lo mejor es tratar de distraerse leyendo, escuchando música, haciendo crucigramas…
  • Hablar con el dentista: es importante hablar con el odontólogo, pues es el más interesado en que los pacientes superen el miedo. Él sabe cómo tranquilizarlos. Por ejemplo, se puede pactar una señal cuando se necesite una pausa durante el tratamiento, o pedirle que le explique cada paso de lo que hace.
  • Antes de salir, más información: como ya se ha indicado, la primera consulta suele ser una revisión en profundidad en la que el odontólogo identifica los problemas que hay que corregir y define un plan de tratamiento del que le informará detalladamente. Es el momento de renovar todas las preguntas sobre los procedimientos que se deben realizar. Si el miedo es al dolor, hay que preguntar por la sedación. Si el miedo es al coste económico, habrá que preguntar por posibles ofertas, formas de pago, etc. Es importante salir de la consulta con todas las dudas resueltas.

Es normal que el miedo al dentista perdure después de la primera consulta, especialmente si se tiene en cuenta el plan de tratamiento (curetaje, extracciones, ortodoncia, etc.) que exigirá sucesivas visitas, atendiendo a un orden de prioridades. A partir de ahora la información es importante. Pero con una perspectiva diferente. Más que cómo se hace, si puede doler o no, hay que procurar pensar en el beneficio que se va a obtener del tratamiento: una buena salud bucodental, menos problemas a medio y largo plazo, incluso menos visitas al dentista, salvo las señaladas para revisiones y limpieza dental.

Esperamos haberte ayudado con estos consejos, ir al dentista no tiene porque ser una experiencia desagradable, visítanos y verás que cambiaras de opinión. En LianDent no solo nos esforzamos por solucionar tus problemas dentales sino también para que tengas la mejor experiencia de tu vida yendo al dentista. En LianDent tu sonrisa es la garantía de nuestra labor.

¿Por qué es importante cuidar los dientes de leche?

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La importancia de los dientes de leche es vital para que los niños puedan masticar correctamente durante los primeros años, ya que en ese tiempo el desarrollo es muy importante y una buena alimentación requiere también una buena dentadura.

La falta de higiene junto a un exceso de azúcar propicia que los dientes de leche puedan incluso llegar a perderse. Muchos padres tienen la idea equivocada de extraer o dejar sin curar los dientes de leche cariados, pues piensan que igual los van a mudar.

Sin embargo, la caries dental en los dientes de leche puede generar dificultad en la masticación, dolor e incluso infecciones severas en las zonas que rodean al diente.

Además, los dientes permanentes que ya se están formando por debajo de los dientes de leche, pueden sufrir daños por la infección o pueden aparecer en una mala posición, por ello prevenir y tratar correctamente las enfermedades bucodentales en los niños es un paso muy importante para el cuidado de su salud integral.


Fuente: rpp.pe

¿Cuándo es mejor lavarse los dientes: después de cenar o justo antes de dormir?

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Cepillarse los dientes es una forma de mantener a raya las caries, así como de lucir una sonrisa brillante y tener un aliento fresco. Pero todos nos hemos saltado alguna vez este gesto, especialmente a última hora del día, ya sea por olvido o por pereza. ¿Sabe las consecuencias que tiene semejante descuido?

La ausencia de saliva antibacteriana durante la noche significa que estamos especialmente vulnerables a los agentes causantes de las caries y enfermedades de las encías. Al dormir, salivamos muy poco, el movimiento de lengua, mejillas y labios es menor, y teniendo en cuenta que la saliva es la encargada de limpiar nuestra boca naturalmente, “el cepillado nocturno es el más importante para evitar que los alimentos estén en contacto con nuestros dientes durante muchas horas, lo que conduciría a un aumento de las enfermedades dentales”, comenta la doctora Alicia Matas, odontóloga y responsable de la Unidad de Odontología de Q-Maxdental en el Hospital Quironsalud Barcelona. “Al disminuir la capacidad reguladora del pH de la saliva para evitar la agresión ácida sobre el esmalte y la consecuente desmineralización, es importante el cepillado después de cenar”, dice también la doctora María Ciudad, odontóloga en el Instituto Odontológico Maxilofacial.

Más de 500 tipos de bacterias

“En nuestra boca se encuentran unos 600 tipos de bacterias, y aunque algunas son ‘buenas’ y ayudan a mantener el equilibrio de la flora, otras predisponen a enfermedades como la caries, la gingivitis y la periodontitis”, explica la doctora Matas. “Por ejemplo, el Streptoccocus Muttans, uno de los más involucrados en la formación de caries dental, obtiene su energía del alimento que ingerimos, su flexibilidad genética le permite romper toda una amplia gama de hidratos de carbono. Entre las sustancias que aprovecha, figuran la glucosa, fructosa, sacarosa, galactosa, maltosa, rafinosa, ribulosa, melibiosa e incluso el almidón”, añade la médica Marta del Pozo, licenciada en Odontología, de la Clínica Dental Córdoba del Pozo. “Las bacterias intentan fijarse continuamente a nuestros dientes, pero ese proceso es frenado por la acción de la saliva, la lengua y el cepillado” asegura Gonzalo Navarro de Clínica Dental Navarro.

Las bacterias producen ácido durante todo el día, más cuando está comiendo, por lo que la única forma de deshacerse de esa película de placa es cepillándose al menos dos veces diarias, mejor tres, para eliminar subproductos ácidos que pueden dañar su esmalte y causar caries. “La cantidad de bacterias que tenemos en la boca es altísima incluso después del cepillado y en estado de buena salud. Lo verdaderamente importante es mantener a raya ese crecimiento bacteriano para que no pueda convertirse en patológico”, dice Javier Navarro, odontólogo de Clínica Menorca.

Pues bien: el modo más rápido para multiplicar la proliferación de microorganismos entre su boca es olvidar el cepillado nocturno. Pero hay más consecuencias. Si se acuesta sin lavarse los dientes, su aliento amanecerá con un olor insoportable. “La persistencia de alimentos en descomposición en la boca y la menor secreción salival nocturna son una mezcla explosiva para el desarrollo de halitosis”, advierte la doctora Matas. «Aunque hay que saber que el cepillado elimina gran parte de los anillos aromáticos desagradables por metabolismo bacteriano, pero si el origen de la halitosis no es solamente la boca, este no será tan efectivo como desearíamos”, aclara el doctor Navarro.

20 o 30 minutos después del último bocado

Normalmente, hay un espacio de tiempo entre la cena y el sueño de unas 2-3 horas. Hay quien tiene la costumbre de cepillarse después de comer y quien lo hace inmediatamente antes de irse a la cama. La mayoría de los expertos se inclina por la primera opción, aunque con matices. “El cepillado después de la cena es técnicamente mejor para los dientes que el de antes acostarse, porque se aporta fluoruro, en la pasta de dientes, que actúa durante más tiempo para fortalecer la dentadura», aclaró en sus investigaciones Denis Kinane, decano de la Universidad de la Escuela de Medicina Dental de Pennsylvania.

Aunque hay una excepción: una cena a base de alimentos ácidos (cítricos, lácteos fermentados, vinagre o tomate guisado). «En esos casos, es mejor cepillarse una media hora después, cuando el pH haya vuelto a la normalidad”, aconseja la doctora Alicia Matas. El odontólogo del centro médico de la Universidad de Rochester (EE UU) Yanfang Ren lo documentó con el siguiente argumento: el ácido suaviza la parte superior del esmalte, por lo que un cepillado inmediato podría ablandarlo y provocar desgaste. Otros médicos apuestan por esperar siempre esos 20 o 30 minutos, como es el caso de la doctora Del Pozo, que afirma que así damos tiempo a los nutrientes de enriquecer la microbiota oral. O el doctor Gonzalo Navarro, quien apostilla: “Lo mejor es cepillarse en los primeros 20 minutos después de cada comida, ya que es el momento de mayor actividad bacteriana”.

Pero como avanzamos, no hay unanimidad. Javier Ortega, odontólogo de Clínica Menorca, pone la nota de discordancia: “Tras la cena se produce la autoclisis, que es un proceso de limpieza natural por el movimiento de labios, lengua y demás tejidos blandos de la boca que ayuda a mantener la limpieza en cierta medida (este proceso se produce continuamente mientras está despierto). Si el cepillado se hace justo antes de acostarse la limpieza será más fácil, porque la autoclisis ya ha hecho parte del trabajo”.

Cómo reaccionar ante un olvido

«Si una noche no cepillamos los dientes, no hay gran peligro, mas no debe tomarse como costumbre», recapitula el doctor Gonzalo Navarro. Y Ortega continúa: “Durante esa jornada, bajaría el pH de la boca y se acumularía más placa en las zonas de retención, pero no habría una consecuencia relevante más que la maduración de la placa, que será más difícil de eliminar posteriormente». Así, si confiesa que ha pecado, asegúrese de cepillar bien por la mañana, y no olvide aplicar el hilo dental para eliminar las bacterias acumuladas.


Fuente: elpais.com